domingo, 27 de diciembre de 2015

Las raices caribeñas en la escritura de Jamaica Kincaid


Paul Gauguin Somnolencia deliciosa 1894


¿No es eso lo que busca la escritura de ficción (...): hacer hablar a aquello que no habla?¿Lo que es mudo, infans-infancia en nuestras palabras y los trabaja como no-palabra? ¿Aquello que no tiene discurso constituido? Así considerada, la empresa de escribir intenta tener el rol de revelar: ¿qué puede la poesía, qué pueden los sueños que la teoría no puede?
Mireille Calle-Gruber y Hélène Cixous
en Fotos de Raíces

"Mi madre murió en el momento que yo nací..."

                   Así comienza Jamaica Kincaid  su "autobiografía de mi madre", la historia de una isleña del Caribe en tiempos de colonia inglesa. La autodeterminación y la rebeldía del personaje se desarrollan en cada párrafo de la novela. Donde con gran lucidez nos da cuenta del proceso interno de una niña que a partir del dolor y la ausencia, se constituye como sujeto. Asume su propia historia y la resignifica.
                   Sin embargo, y pese a lo atrapante que resulta la piel del personaje que se apropia hasta de su olor, se puede hacer otro recorrido, otra lectura en la relación de la tierra: femenina, nativa, virgen y el conquistador: masculino, extranjero, invasor, entre esas islas y la Inglaterra avasalladora. 
                  Kincaid no nos ahorra verdad ni crudeza, no nos atenúa el desamor ni la soledad de la infancia y nos lleva de la mano a reconocer una identidad borrada, violentada: la identidad de pueblos que luchan por su autodeterminación.

                    Jamaica Kinkaid (su nombre real es Elaine Cynthia Potter Richardson) nació y creció en la pequeña isla antillana de Antigua, bajo dominio británico hasta 1967. Distanciada de su madre dejó el lugar a los 17 años para trabajar de niñera en Nueva York. Allí estudió fotografía y realizó colaboraciones en periódicos. Publica su primer cuento en 1978, su primer novela (Annie John) en 1985. En sus textos se cruzan la ficción con lo autobiográfico. Actualmente reside en en Vermont y es profesora en la Universidad de Harvard

Aquí algunos fragmentos:

"Dije: ¿Dónde está mi padre?
Lo dije en inglés -no en criollo francés ni en criollo inglés sino en inglés puro y llano-, y eso hubiera debido ser sorprendente: no el hecho de que hablara, sino que lo hiciera en inglés ... "
"El hecho de que las primeras palabras que articulé en mi vida fueran dichas en la lengua de un pueblo que nunca me gustaría y al que jamás apreciaría ya no constituye ahora ningún misterio para mí; todo en mi vida, bueno o malo, todo aquello a lo que estoy inextricablemente atada, es fuente de dolor."

"¿Y qué pregunto yo? ¿Cuál es la pregunta que yo puedo plantear? Yo no poseo nada, yo no soy un hombre.
Pregunto: ¿Qué es lo que hace que el mundo gire en mi contra y en contra de todos los que son como yo? No poseo nada, cuando hago esa pregunta no estoy contemplando nada; el lujo de obtener una respuesta que podría llenar volúmenes enteros no está a mi alcance. Cuando hago esa pregunta, mi voz está llena de desesperación.

"Este corto sermón que había pronunciado interiormente no era nuevo para mí. Difícilmente pasaba un sólo día de mi vida en que no observara algún incidente que añadiera peso a esa visión del mundo, pues para mí la historia no era solamente el pasado: era el pasado pero también el presente. No me importaba mi derrota, sólo me importaba que tuviera que durar tanto..."

"Ella estaba muy satisfecha de ser quien era, y con ello quería manifestar que se sentía muy satisfecha de pertenecer al pueblo inglés, lo cual tenía sentido, porque ésa es una de las herramientas imprescindibles para violar la integridad de otro ser humano: sentirte muy satisfecho de ser quien eres."

"La primera vez que le vio, ¿se había sentido abrumada por el deseo? El impulso de la posesión está vivo en todos los corazones; hay quien elige vastas llanuras, quien elige altas montañas, quien elige extensos mares y quien elige un esposo; yo elijo poseerme a mí misma."

"El encuentro entre una persona y el lugar al que pertenece no es fortuito, es algo que va más allá del destino, es algo tan primordial que no hay palabras para describirlo."

"...la vaciedad de la conquista permanece en el conquistador, enfrentado como está al interminable deseo de poseer más y más y más, hasta que la muerte, sólo la muerte, silencia ese deseo; y el pozo sin fondo de dolor y desdicha que experimenta el conquistado... nada puede saciar su sed de venganza ni borrar la gran injusticia que se ha perpetrado contra él. Y así, puesto que en mi padre existían a  la vez el vencedor y el vencido, el perpetrador y la víctima, eligió ocultarse bajo el manto del primero."

"Quienes eran el pueblo caribeño?, pues ya no existían, se habían extinguido, sólo unos pocos de centenares seguían con vida, mi madre era una de ellos... Eran como fósiles vivientes, el lugar que les correspondía era el museo... sin duda esas gentes se encontraban en precario equilibrio al borde del abismo de la eternidad, esperando a ser engullidos por el bostezo de la nada.
... habían perdido de la forma más extrema que se pueda imaginar; no sólo habían perdido el derecho a conservar su identidad, se habían perdido a sí mismos. "

"Yo pertenezco a los vencidos, pertenezco a los derrotados. El pasado es un punto fijo, el futuro está abierto; para mí el futuro debe conservar la capacidad de arrojar una luz tal sobre el pasado que en mi derrota se oculte la semilla de mi gran victoria, que mi derrota esconda el principio de mi gran venganza. Me siento impulsada por el bien, para mí el bien es serme útil y tratarme bien a mí misma. No soy ningún pueblo, no soy ninguna nación. Sólo deseo de vez en cuando hacer que mis acciones sean las acciones de un pueblo, hacer que mis acciones sean las acciones de una nación."

"Estábamos hastiados de ser nosotros, hastiados de nuestros propios legados ...
Pero ¿quién puede olvidar realmente el pasado? No puede hacerlo el vencedor, y tampoco el vencido, pues aún cuando estén prohibidas las palabras, la memoria tiene otra manera de traicionarnos"

Beatriz Fiotto










lunes, 12 de octubre de 2015

Cuerpo de agua: Lo sensorial en la fotografía y la poesía


Nunca te olvides
del gusto solitario
del rocío.

Matsuo Basho


Fotos: Laura Rivera





Cuerpo de agua

Verdes partículas incandescentes
verde  rumor de ranas
el agua canta sutil, serena
se balancea, cuna verde donde duermen
 nenúfares y camalotes
los lirios se arquean  hacia el agua.
Miríadas de  insectos espesan el aire
vaporoso de estelas verdes
ligeras libélulas
levantan remolinos a contraluz
fiesta  discreta
rumor de danza
húmedos  los helechos
acarician los pies
algunos tréboles finísimos
se enredan en los dedos.
El musgo de los bordes del estanque
retiene la huella verde
despierta el agua por un instante
y se aquieta
abriga de calma
los movimientos de pies y brazos.
Bajo la superficie
los oídos participan del ensueño,
en la pesadez del agua tibia
todo se vuelve lejano, incierto
el tiempo se detiene
la sedosa viscosidad del agua,
de la luz refractada
fragmentada
como un recuerdo
que anida en todo
y que ocupa
el cuerpo verde de luz, ingrávido
y lo devuelve en su abrazo
al vientre del agua



Beatriz Fiotto




jueves, 3 de septiembre de 2015

Ribera, color y tiempo.



Fotografía. Laura Rivera


SALE EL RIO

¿Sabe usted don Alcibíades?
Cuando sale el río mis fotos se deslavan.
No la suyas, blanco y negro, históricas, presentes.
Las mías digo, memoria de ojo a contraluz,
registro a paso rápido o vivo pedaleo,
barranca abajo, camino al boulevard, hasta llegar.

En verano, hay más gente en la rambla que en la arena
pululan los chicos con sus gritos y un sonido vacilante
hace polifónico el camino: partido, radio, cumbia
desde un viejo ford abierto, el mate y sus señoras.
Retenga,  si usted puede,  la arena barrosa acanalada,
esculpida,  la onda humilde y firme que lleva mi ribera
o el viento cuando insufla el pecho en el amor.

Acá dicen: -- “Sale el rio”  e importa poco
si ayer fue día soleado,  hubo pesca, caminata
de los chicos en las piedras o añoranza de veleros.
Hay un abandono de lo propio, con ese desaliento transitorio
que trae la renuncia de los bordes,  suspendido el deseo,
para guardar el cuerpo a sobrevida, hasta que por fin el agua baje
y el horizonte pueda ver mi orilla


Maria Victoria Fabre.


Alcibíades Rodríguez (1912-2002) fotógrafo ícono de Quilmes. Instalado en ella desde 1930 realizó valiosísimos aportes para la documentación fotográfica de la  vida e historia de la ciudad. Fue designado en 1990 "Ciudadano ilustre" por el Honorable Consejo Deliberante de Quilmes y nombrado en como el " Mayor notable argentino" por la Cámara de Diputados de la Nación. Falleció en Quilmes, el 12 de agosto de 2002 a dos días del aniversario de la creación de la ciudad.




Fotografía: Laura Rivera. Poema y texto: María Victoria Fabre

jueves, 16 de julio de 2015

El hombre que viaja en colectivo



Una aproximación a la fotografía como experiencia física


 "El arte es eso mismo 
que permite escapar 
de lo real"
Ch. Baudelaire






Michael Wolf -  Paris Tree Shadows

Michael Wolf - Paris Tree Shadows

Michael Wolf - Paris Tree Shadows

Michael Wolf  - Paris Tree Shadows


           Estoy leyendo "El Acto Fotográfico" y recuerdo esta anécdota que sucedió hace varios años pero que sólo se hizo presente con esta lectura: 

            El hombre viaja en colectivo. En el recorrido toma fotos.  Acerca la cámara a la ventanilla y va apretando  aleatoriamente el disparador.
           El hombre, más tarde, nos muestra sus paisajes monótonos, grises, serenos  y relata que un sábado nublado,  yendo a visitar a su madre, durante el viaje realiza fotos sin mirar por la cámara. Azarosas.

           Un gesto que prescinde de la mirada, del encuadre, de la composición. Un gesto físico: un índice capturando un aquí y ahora cualquiera, como cualquier otro. Lleno de significación  quizás por el relato del viaje, por ese viaje al origen, al pasado; duplicando la metáfora que es la fotografía.  Ese "esto ha sido" con que  Barthes la define.

             Señalar, indicar, mostrar un indicio, índice. Pero en este caso en un señalamiento por el gesto mismo, la imagen es anecdótica. Su relato de cómo fue realizada la carga de sentido. La imagen es interpretada.  Es huella de un real, de un referente y es quizás en este caso, el gesto de escapar de ese real, de desplazarlo.

             La fotografía se vuelve acto físico, corporal, indicación, señalamiento, huella.  La relación es con el objeto, ni siquiera interviene la vista (no ver), y la relación es de contacto. Tocar, apretar, repetir.  El sonido más o menos fuerte del instante de  la toma. Es lo que la foto, en su vertiginosa evolución conserva: el dedo índice disparando, oprimiendo, indicando la toma.

           Desde ese momento donde el fotógrafo se inclinaba, cubierto por una tela negra y con un brazo extendido sostenía un flash y disparaba la foto generada como un acto social, como un hecho ritual; el fotógrafo conserva el disparo. Luego fueron las cajas de doble objetivo que requerían un trabajo meticuloso, de imagen invertida  en el eje vertical, donde el cuerpo, como un caracol sobre la cámara, disparaba también con el índice. Luego la cámara subió hasta el ojo, el fotógrafo se irguió y su índice derecho siguió disparando desde allí. Ahora las cámaras digitales con sus pantallas volvieron a alejar la cámara del ojo, los brazos bajaron un poco, pero el índice sigue allí. Hasta los novedosos palos para selfies donde el fotógrafo  es a  la vez el que realiza la fotografía y el motivo, el objeto de la misma. Donde la cámara se aleja de ese cuerpo que modela, que posa, que se muestra, y lo mira. Donde la postura del fotógrafo está en función de su propia imagen y no de la cámara (inversión de lugares) allí también hay un botón que el índice dispara.

           La foto remota, la foto con tiempo, también fueron disparadas. Desde otro dispositivo o unos segundos antes pero siempre, invariablemente el dedo estuvo allí, señalando, cortando, deteniendo.  Inmortalizando o matando.

          El ejercicio fotográfico puede prescindir aún de la mirada. Pero por su naturaleza física, el corte no puede prescindir de ese índice.

              Dice Philippe Dubois en "El acto fotográfico":

            Inútil  insistir sobre la dimensión psicoanalítica, aquí explícita, que enlaza la noción de índex, en sus dos sentidos, con la del deseo: órgano, deslizamiento, disparador, voluptuosidad, etcétera.  Algo del mismo trabaja también en la relación amorosa, el cuerpo a cuerpo, que Denis Roche mantiene con su aparato y con el gesto también llamado de la "Toma":

"En el horror del momento ineluctable en que el índex curvado y rígido va a apoyarse sobre el disparador (...) en la brutalidad del golpe del pulgar que hace progresar la película muesca tras muesca, cosa que siente bien la falange (...) encadenando desesperadamente foto tras foto, como en esta carrera siempre retenida que hace que apenas se ha gozado haciendo el amor, no se piense en otra cosa que en volver a hacerlo, ya tendido hacia el nuevo momento en que la carga, la plena carga esté en juego una vez más...
              Por tanto, en su génesis, el índex fotográfico muestra con el dedo. Se puede considerar que el índex no es otra cosa que esta potencia indicativa como tal, pura fuerza designadora "vacía" de todo contenido.





  Beatriz Fiotto 

lunes, 25 de mayo de 2015

Dos poemas: textura y espejo en la escritura




RECONOCER frente al espejo:
ida y vuelta de la palabra
RECONOCER espejada 
BF


Foto: Laura Rivera


Cuerpo Sin memoria


Memoria sin palabras,
sin nombre
sin instancia posterior
a la vivencia, experiencia
que pueda retenerla.
Es el instante sin huella
arena húmeda de
otras huellas

No hay evocación
no hay yo,
ni palabra alguna
luego se llamará
Calor, Latido,
Abrazo,
Envuelto, Suspendido.

Pero nada de esto
de estas palabras
 podrá llegar  hasta ese instante inicial.
No podrá aprehenderse desde acá.
Se  va de las manos
como  aliento

No hay palabra que  permita
trasladar, recordar
revivir la huella
instalarse ahí
en esa piel
Por eso
se la inventa:
 se inventa un útero
y un nacimiento.
No se lo tiene,
no se puede re-tenerlo,
retenerse
despertar
pronunciarse.

Beatriz Fiotto




Foto: Laura Rivera 




REALES

¿Quién escucha mi silencio
 si nací ayer y soy mi cría?

Llevo la memoria escrita 
en un idioma arcaico,
casi gestual, sensorial.
Trozos de cuerpo y mundo 
donde la palabra rozó 
sin poder decir.

Quise nacer de nuevo, 
en otro idioma.



Victoria Fabre




  María Beatríz Fiotto Parada, nacida en 1972 en España, es Profesora en  Ciencias Económicas y fotógrafa. Participó en muestras en el país y en España. Obtuvo menciones en el concurso San Cristóbal.  Estudia Letras en Rosario. Participó con su  ponencia en la Feria Rosarina del Libro. Expositora en la UCEL en Seminario de microrrelato.
http://lasnuevemusas.com/author/beatriz-fiotto/
   
  María Victoria Fabre, nacida en 1968, argentina, es Lic. en Psicología y Maestra de Artes Visuales.Orientada a la  pintura realizó exposiciones colectivas e individuales en EMBA Quilmes y Colegio de Psicólogos Distrito XII Buenos Aires.  Publicó ensayos  breves sobre temáticas ligadas al ejercicio de la psicología en compilaciones publicadas en Editorial Letra Viva. Realizó colaboraciones en poesía para la Revista Monolito y de ensayo para Revista Jus.




domingo, 19 de abril de 2015

El doble en la fotografía de Daria Endresen.

       
Kevalr 2009

          Recuerdo con claridad algunos sueños que tuve en la infancia:

       "Era de noche y caminaba  basta llegar al  baño. Tras la puerta una nena pequeña sentada en la bañera, tocaba sus rodillas lastimadas con la insinuación de una sonrisa. Pronto levantó la vista para mirarme fijamente a los ojos. Era  yo, en otra niña que encendía un fósforo sobre su cara, la mía, haciéndome despertar"

       Si en el espejo la imagen devuelve un reflejo que nos parece amable ya que creemos dominarla cambiando gestos y  posiciones, en el sueño el doble se anticipa al movimiento, libre de  nuestra  voluntad. Afuera, algo nuestro marcha solo, se nos ofrece ominoso, oculto en lo más cercano y familiar.


Protection 2009


        Daria Endresen es una  joven noruega, fotógrafa digital,  utiliza su propia imagen en la mayoría de las fotocomposiciones que crea. En ellas retorna el mundo interno, donde una belleza oscura toma al cuerpo en su fragmentación  y desdoblamiento. Plagado de imágenes oníricas, espacios aéreos en habitaciones cerradas muestran la armonía clásica de su cuerpo, abierto o suspendido por cuerdas.  Rompe nuestra ilusión del  dominio de una imagen unificada para recordarnos, la muerte, el dolor o la sexualidad.



     Su trabajo cercano a la estética del pintor español  Dino Valls remite a temáticas que dialogan, pero desde otro lenguaje gráfico. Los admiradores de la obra del pintor hallan la recurrencia de una imagen femenina que nos lleva a suponer la existencia de una modelo. Sin embargo Dino Valls  no trabaja con modelos,  sino que a través de imágenes fotográficas ha realizado la construcción de un arquetipo de belleza idealizada. En una entrevista nos cuenta a cambio que algo del encuentro amoroso en su vida se vincula con lo que generó su obra. La mujer amada, real, su pareja, es asombrosamente parecida a esa figura de belleza construida por él durante muchos años. La creación artística precede al encuentro y hasta su nombre: Alicia, coincide con el otorgado a muchas de sus pinturas.

     No se trata de otra cosa el deseo que de reencontrar y reencontrarse en aquello escrito en el código más antiguo, trazas de lo real que el artista transforma en imágenes y  hace hablar eso que llamamos inconsciente.






lunes, 6 de abril de 2015

La escritura del cuerpo en Hélène Cixous

Frida Kahlo - Raíces 1943



"Yo escribo como la niña que aprende a caminar:
ella se precipita, más rápido que ella misma,
como si el secreto de caminar estuviese delante de ella"
H.C.

                 Entre la mujer y la escritura: el cuerpo. Ese “entre” que, lugar, se construye con la palabra. Y la escritura como esa palabra retenida, captada y resignificada, multiplicada para dar cuerpo.

              Ser dicta, ser dicha, enunciar-se desde un cuerpo que transita experiencias que se vuelcan en palabras. El sueño, la angustia, el dolor, el placer: escrituras “viscerales”, cerca del instinto como aquello que da un saber que no pasa por una conciencia empobrecedora que restringe y limita.  Y encuentra la palabra como experimentación, como configuración que despliega.

                Hélène Cixous piensa pero sobre todo siente,  pasa por el cuerpo las palabras, la escritura, el impulso físico de la escritura que involucra ojos, mano, garganta, que repercute y resuena en cada parte del cuerpo.  Sin ser ajena, por ello, a convocar el entendimiento, a comprometer la razón que por una herencia antigua separamos del cuerpo. Se repiensa, reconstruye y experimenta desde la palabra que brota del cuerpo-rio. Metáfora que fluye a una identificación de lo femenino con el agua, con el fluir, con el movimiento: con la vida.



Algunas citas de “la llegada a la escritura” :

                  Escribir: para no dejarle el lugar al muerto, para hacer retroceder al olvido, para no dejarse sorprender jamás por el abismo. Para no resignarse ni consolarse nunca, para no volverse nunca hacia la pared en la cama y dormirse como si nada hubiera pasado...

Mi escritura mira. Con los ojos cerrados.

               ...tal vez he escrito para ver;  para tener lo que nunca hubiera tenido; para que tener no fuese privilegio de la mano que toma y aprieta; la garganta, el estómago. Sino de la mano que señala con el dedo, con dedos que ven, que dibujan, con puntas de dedos que hacen sus trazos bajo el dulce dictado de la visión...

...escribir para tocar letras, labios, soplo, para acariciar con la lengua

                   A veces pienso que empecé a escribir para dar lugar a la pregunta errante que me asedia el alma y me tritura y me taja el cuerpo; para darle suelo y tiempo; para desviar su filo de mi carne; para dar, buscar, llamar, tocar, traer al mundo un nuevo ser que no me ate, que no me expulse, que no perezca de estrechez.

...la carne es la escritura, y la escritura no está leída jamás: está siempre aún por leer, por estudiar, por buscar, por inventar.

                Un cuerpo es siempre sustancia de inscripción, la carne escribe y es dada a leer; y a escribir

...escribir es un gesto del amor...

              En la Escritura el Amor abre el cuerpo sin el cual la Escritura se marchita. En el amor la letra se hace carne amada leída, multiplicada en todos los cuerpos y textos que el amor porta y espera del amor.

Texto: no el rodeo sino la carne en trabajo de amor

               Si escribes mujer, escribes para dar al cuerpo sus Libros de Futuro porque el Amor te dicta tus nuevas génesis. No para llenar el abismo, sino para amarte hasta el fondo de tus abismos. Para conocer, no para evitar. No para superar; para explorar, penetrar, visitar. Donde tú escribes, eso crece, tu cuerpo se despliega, tu piel cuenta sus leyendas hasta ahora mudas.

           Escribir: primero soy tocada, acariciada, lastimada, después busco descubrir el secreto de ese tocamiento para extenderlo, celebrarlo y transformarlo en una caricia distinta.

La vida hace texto a partir de mi cuerpo
el conjunto de lo real trabajado en mi carne.

Continuidad, abundancia, deriva, ¿es esto específicamente femenino? Así lo creo.

                Hundirse en la propia noche, tener con lo que sale de mi cuerpo la misma relación que con el mar, aceptar la angustia de la sumersión. Hacer cuerpo con el río hasta los rápidos  más bien que con la barca, exponerse a este peligro, es un goce femenino.

...lo que quiere fluir es soplo...


                                                                Beatriz Fiotto 

domingo, 22 de marzo de 2015

abajo el telón



 
Aurelio Arteta - Lavanderas -1879-1940 España


                     Sube el camino de piedra que bordea las casas, siente la brisa suave en la cara, el  olor de los jazmines en el aire. La mano en el bolsillo acaricia los boletos para el cine.  Lejos, abajo, se ve el mar.
                    
                     Qué cara va a poner cuando le diga que van a ver a Cantinflas,  ya se estrenó "abajo el telón" y ella va a sonreír  y sus redondos ojos negros van a brillar para él. Qué linda estaba la otra noche, cuando caminaban por la playa y ella sostenía la pollera que movía  el viento.  Le contaba de su casa, estaba preocupada por su hermano que no se curaba.  Pálida, seria, abismada. Él  le tomaba la mano y la quería abrazar. ¡Qué contenta se va a poner!  

                  La mano en los boletos. Fernando se acerca a la casa donde ella vive,   construida entre la piedra y el monte, mirando al mar, bañada por el sol. Desde este lugar se ven algunas embarcaciones que colorean el azul.
Mientras la madre cuelga la ropa recién lavada en el patio,  se escucha su voz suave que arrulla cantos

...miña terra ten un mar, que lle bica no costado,
outro peinalle os cabelos e galana vai a frente.
Da escuma branca, que lle mandan os ausentes.
Miña terra, miña nai, dos dous mares...

detrás de la sábana blanca tendida en la soga se trasluce una silueta. La sábana baila entre el canto y la brisa. El cuerpo redondo generoso se agacha, se incorpora con la canción enredada al olor de la ropa limpia, se abre, amplio para tender una camisa, de espaldas: Fernando la mira.

Carmen, ¡buenos días! ¿está Julia?

Carmen se da vuelta muda.  La camisa  en la mano apretada contra el pecho, la otra mano la lleva a la cara:

¡Fernando! ¡Santo Dios!¡ Virgen Santísima! Hijo mío, ¿no te lo dijo?
           
 Fernando siente el aire golpear la sábana en latigazos sordos, escucha lejana la voz que le dice Julia se fue a América,  busca con la mirada el mar, el sol brilla en él y lo ciega, no ve. El viento  golpea sus oídos, la mano en el bolsillo aprieta los boletos, baja la mirada, no se detiene en nada, baja hasta sus zapatos.

Ya baja Fernando el  empinado camino de piedra. No dice nada.


Beatriz Fiotto

viernes, 20 de febrero de 2015

Arquitectura e interioridad: De Bachelard a Hundertwasser

      
             

    
   "Un pintor sueña con casas y una buena arquitectura, en la cual el hombre sea libre
                                       y se haga realidad este sueño”    
                                                                                     Friedensreich Hundertwasser

         

      En “La poética del espacio”  Gaston  Bachelard  piensa la casa, el espacio habitado, como un instrumento para analizar el alma humana. “Examinada desde los horizontes teóricos más diversos, pareciera que la imagen de la casa fuese la topografía de nuestro ser más íntimo”
          Cuando vemos la arquitectura de Hunderwasser  no  imaginamos que es el resultado de un plan de viviendas sociales. En 1977 el Alcalde de Viena le propuso crear un  complejo municipal en el que trabajó en colaboración con  el arquitecto  Joseph Krawina. En sus fachadas reina la ruptura de la simetría, un nuevo orden combina pisos y paredes ondulantes," un piso ondulado es una melodìa para los pies", aberturas irregulares, con un colorido deslumbrante y abundante vegetación.
       ¿Qué  animó a  Hundertwasser en su viaje por la arquitectura creativa?
        Romper con el racionalismo de las cajas prisión, Si Adolp  Loos había bregado por desechar toda ornamentación,  correspondía a este otro austriaco  reparar el daño que el abuso de las cajas-prisiones había generado en la población. Y así lo piensa “La línea recta es la única línea no creativa. La única línea que no se presenta ante el hombre como la imagen de Dios. La línea recta es el verdadero instrumento del demonio. Quien la utiliza, contribuye a la ruina de la humanidad.”
        Hundertwasser considera la casa como una  tercera piel, es el lugar dónde desenvolvemos nuestra existencia más cotidiana. Sueña con dar  libertad al individuo para modificarla, acercándola a  las necesidades de su vida interior. En 1958 escribió “El manifiesto del Enmohecimiento contra el racionalismo en la arquitectura” apostando a que los edificios participen en el ciclo orgánico de la materia, un concepto bioaquitectónico en la que las casas presenten cultivos de moho, ya que este es el origen de la vida vegetal. Y llega aún más lejos: relaciona la frialdad y deshumanización de la arquitectura racionalista con la salud mental, señala que crea condiciones de malestar y alineación,  pudiendo favorecer hasta el  suicidio.
       Se ha dicho que la arquitectura de Hunderwasser se tornó obsoleta. Tensiones entre el racionalismo y las utopías. Quien mira la obra de este creador, entra en un mundo de ensueño y recibe el impulso para sumergirse en  el dominio del color y la curva. Un dinamismo que contagia el deseo de reformar nuestros  espacios y llega a hasta  nuestra interioridad.  
        Quedan entonces las preguntas de Bachelard para continuar el camino:
        "Frente a esas soledades el topoanalista interroga: ¿Era grande la habitación? ¿Estaba muy atiborrada de objetos la guardilla? ¿Era caliente el rincón? ¿De donde venia la luz? ¿Cómo se saboreaban los silencios, tan especiales, de los diversos albergues del ensueño solitario?"
     
                                                                                                                                                                                                                                                   Marìa Victoria Fabre


domingo, 8 de febrero de 2015

Laura Rivera: en el corazón de algunos instantes




"Plantas inmóviles
ante la tormenta
una sola hoja
tiembla"
J J Saer


Laura toma la cámara, crea y recrea desde su mirada los objetos cotidianos, los rincones más sencillos, todo aquello que por cercano se deja de ver. Laura se detiene y recupera, reconstruye,  narra desde lo mínimo que cobra una dimensión renovada: el protagonismo de lo invisible.

En un ambiente conocido, en un patio, encuentra el tema de sus fotografías. Recupera para evocar, significar, para connotar. Convoca la emotividad y la reflexión en sus climas. En la intimidad de su espacio que se abre, en fotos que respiran .

La sencillez, la modestia de los temas no excluye un profundo manejo técnico, una rigurosa composición, una iluminación que por natural no deja de estar cuidadosamente trabajada.  El resultado es el descubrimiento permanente de la belleza de lo inadvertido.  De la voluntad de una mirada detenida y lúcida.

En Santa Fé, un poeta, Juan Manuel Inchauspe, también descubre  desde su ventana, desde su cotidianeidad, lo mínimo, lo invisible. Lo que encierra una imagen, un poema, una historia... o sencillamente,  se revelan como espejo en el que tanto Laura como Juan Manuel han tenido la sensibilidad de mirarse y la generosidad de enseñarnos a  ver.



Atardecer casi quieto aquí,
ligeramente conmovido
por el vientecillo de la hora.
Frente a esta ventana
se yergue, a cien metros,
la espesa y abigarrada fronda verde
semi oscurecida de la granja.

De pronto, un pajarraco
brota de una rama,
asciende, planea, gira,
rompe la quietud con sus grandes alas
pero ve la irreversible negrura del cielo
el posible duelo desigual
y decide el regreso
ligeramente conmovido.

Juan Manuel Inchauspe. Trabajo Nocturno. 1985






Nota: Laura Rivera es rosarina. Desde 1993 se dedica a la fotografía. Estudió en la Peña Fotográfica, la UNR hizo cursos y se capacita permanentemente de manera autodidacta.
Ha realizado varias muestras locales, en el país y algunas participaciones colectivas a nivel internacional así como también en publicaciones y espacios virtuales. Sus  imágenes pueden verse en las siguientes galerías:
http://enelaguadeltiempo2.blogspot.com.ar/
http://enelaguadeltiempobyn.blogspot.com.ar/

Beatriz Fiotto