Sin título. 1975. Clarice Lispector |
“Debería existir una pintura
completamente libre de la dependencia de la figura-el objeto-que como
la música no ilustrara nada, no contara una historia y no motivara un mito. Tal
pintura se contentaría con evocar los reinos incomunicables del espíritu, donde
el sueño se torne pensamiento, donde la línea se vuelve existencia”
Michel Seuphor
Ocuparse del
mundo, en portugués, tomar conta, es cuidarlo amorosamente.
Abrigándolo en
la voz de una pintora que mientras
escribe intenta apresar el instante,
Clarice Lispector procura decir la cosa, recorre objetos y situaciones para
atisbar su propia interioridad. Lo que une lo desemejante. Lo que fluye de la
vida.
Literatura y
plástica son las dos vías en las que Clarice construye el puente entre interioridad y mundo. En Agua Viva, su novela publicada en
1973, habla una mujer que centralmente pinta, pero va a buscar en las palabras, en la escritura,
una cuarta dimensión.
“Cuando vengas a leerme me preguntarás
por qué no me restrinjo a la pintura y a mis exposiciones, ya que escribo tosco
y sin orden. Es que ahora siento necesidad de palabras- y es nuevo para mí lo que escribo- porque mi verdadera palabra ha sido hasta
ahora intocada”
Palabras plenas,
para nombrar el mundo, darle existencia, reconocerse en esa existencia más que describirla.
“Quiero poner en palabras pero sin
descripción la existencia de la gruta que pinté hace algún tiempo, y no sé cómo.
Sólo repitiendo su dulce horror, caverna del terror y de las maravillas, lugar
de las almas en pena, invierno e infierno, sustrato imprevisible del mal que
está dentro de una tierra que no es fértil. Llamo a la gruta por su nombre y
ella pasa a vivir con su miasma.”
“Y si muchas veces pinto grutas es porque son mi inmersión en la tierra, oscuras pero nimbadas
de claridad”
Gruta. 1960. Clarice Lispector |
La obra
pictórica de Clarice Lispector se compone de 16 trabajos muy cercanos al
expresionismo abstracto. No hay anécdotas ni figuraciones. Se trata del uso de
los elementos constitutivos de la imagen plástica para testimoniar un estado
del ser, marcar la impronta de su existencia singular en este mundo. Trabajo
que es también una experiencia física, erógena.
“Te escribo toda entera y siento un sabor en ser y el sabor
en ti es abstracto como el instante. Es también con todo el cuerpo que pinto
mis cuadros y en la tela fijo lo incorpóreo, yo cuerpo a cuerpo conmigo misma”
Existe una dimensión
epistolar en la novela Agua Viva, donde el diálogo interior convoca a un tú, el lector o el amante, quienes ausentes o distantes traccionan el fluir del
lenguaje. Ofrenda que invita a reconocer en nosotros lo que fluye de la vida.
María Victoria Fabre
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